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COMUNICAT | Carta a les companyes de Nissan

Compañeros y compañeras de Nissan, os encontráis hoy frente a las puertas cerradas de la fábrica a la que habéis dedicado años de vuestra vida en levantar. La empresa, decide marchar en pos de conseguir más beneficios en otra parte o con la excusa de pérdidas que no son tales. Nissan se marcha y pretende dejar a trabajadores y trabajadoras en la estacada como si todos esos años no hubiesen servido de sobras para hacer vuestra esta fábrica y esta empresa.

Pero esta marcha sólo es una de tantas. Obedece a leyes que nosotros no respetamos, que no se han hecho para los hombres y mujeres. Son las leyes del mercado y la competitividad, las leyes que han hecho inhumana la vida y el trabajo, que ponen en el centro el beneficio y eliminan el bienestar que tanto nos han vendido y ahora borran de un plumazo pues nunca existió.

La ilusión que crearon para embelesarnos empresarios y políticos de todo corte y pelaje se esfuma ante nosotros con la misma facilidad que llegó. No debería sorprendernos. Los oficios de diletantes y encantdores de serpientes son tan viejos como el propio mundo.

Hoy la empresa se va y nosotros, alzados y combativos, nos quedamos. No queda más remedio que reclamar lo que, por derecho, es nuestro. Hoy la empresa se va, pero se irá de vacío, de aquí no saldrá ni un solo tornillo. Esta fábrica es nuestra, de toda la clase trabajadora.

Los dueños, los capataces, todos ellos pueden marcharse cuando quieran, qué han hecho ellos nunca por vosotros? Qué han hecho nunca por nadie?

Defenderéis vuestros puestos de trabajo como habéis hecho siempre, pero no lo haréis solos. Tenéis junto a vosotros a vuestros hermanos y hermanas, compañeros y compañeras, a todos los trabajadores y trabajadoras de Barcelona y del mundo. De eso no tengáis ni la más mínima duda.

La totalidad de la clase trabajadora está con vosotros, porque vuestro porvenir es el nuestro. Porque hoy deciden sobre vuestras vidas, sobre las que no tienen ningún derecho y no lo han tenido nunca. Demasiado tiempo hemos dejado que esto sea así.

Hoy nos tenéis junto a vosotros, pero no por la importancia o el peso de una industria cabal. Aunque hubiese un sólo trabajador despedido en la empresa más pequeña, ese trabajador nos tendría a su lado, pues como trabajadores, sólo tenemos una cosa, nuestra solidaridad de clase. El apoyo entre unos y otros, el sentirnos en la misma situación, sufrir la misma explotación.

Por ello, la huelga de uno es la huelga de todos. El alzamiento de los trabajadores y trabajadoras de Nissan es y debe ser el alzamiento de la totalidad de la clase trabajadora.

Debemos parar. Debemos defendernos ante los ataques a los trabajadores. Diente por diente, ojo por ojo. Sin ceder un solo centímetro. No, no nos quedaremos ciegos, ni tuertos, porque somos masa, somos algo que no pueden destruir pese a todo su empeño. Nosotros tenemos la fuerza. Tenemos millones de dientes, incontables ojos y por eso nos temen. Por eso nos intentan controlar de formas sibilinas. Saben de sobras que jamás lo han podido hacer de formas expeditivas y por eso han creado este mundo que nos ahoga, para ejercer control sobre nosotros y seguir sacando provecho de nuestro trabajo. Pero eso debe acabar.

La clase trabajadora ha sufrido incontables derrotas a lo largo de su historia, pero también sonadas victorias. Cada cierre, cada despido, es una nueva oportunidad de obtener una nueva victoria. Por innumerables que sean las derrotas, sólo necesitamos una victoria para acabar con la injusticia de este sistema. Una única victoria. La última y transformadora victoria que envíe al capitalismo al desván de la historia.

Mucho se habla de la desaparición de la conciencia de clase. Tonterías! Mientras haya un sólo trabajador explotado exisitirá la conciencia de clase. Seremos siempre conscientes de la explotación que nos mata y quienes son sus responsables. A ellos les decimos hoy: escondeos bajo la roca más grande que encontréis, de poco os va a servir. Hoy, tras el enésimo ataque a nuestras vidas, decidimos contraatacar.

Es por ello que no pedimos migajas cuando nos corresponde toda la hogaza de pan.

A políticos, guardianes garantes del sistema de explotación que vivimos, qué tenemos que mendigarles a ellos? Bastante se regodean en esa necesidad.

No mendigamos lo que pertenece al conjunto de la clase trabajadora, lo exigimos.

Exigimos que dejéis de hacer de correa de transmisión de empresarios y patronal, cediendo a sus intereses. Si esa es vuestra función, desapareced. Igual de rápido que lo deberán hacer los explotadores. No sois otra cosa que sus perros guardianes, sin capacidad real de ayudar a nadie y como fieles perros os debe aguardar el mismo destino que vuestros amos.

Nada esperamos de la clase política, nada ha hecho por nosotros a lo largo de la historia.

Estamos solos, de nadie esperemos ayuda más que de nuestros compañeros y compañeras. Nuestros intereses y anhelos son los mismos. Compartimos destino. Con eso basta.

Estamos solos y no necesitamos a nadie para triunfar en pos de la justicia social. A nadie más que a nosotros pertenece el porvenir. Ésa es la motivación que nos impulsó a la victoria en el pasado, hagamos lo propio en el presente.

Trabajadores y trabajadoras de hoy, esta fábrica, como todas las demás os pertenece. Pasad y disponed de ella y haced vuestro el futuro.

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