El pasado 20 de octubre tuvo lugar una conciliación entre la empresa SECE y un trabajador que fue despedido a causa de testificar en el juicio de un compañero. La empresa, de este modo, pretende dejar claro cuál es su política frente a las reclamaciones laborales: tolerancia cero.
Todo se remonta a hace un par de años cuando un grupo de trabajadores decidieron organizarse y plantar cara a esta empresa que se nutre de dinero público para realizar, supuestamente, el mantenimiento del alumbrado de numerosos municipios de las cercanías de Barcelona. Estos trabajadores sacaron a la luz la realidad de este servicio, que incumplía numerosos puntos de los pliegos de condiciones que habían acordado con los ayuntamientos. Estos incumplimientos, además, suponían un grave perjuicio a nivel laboral: vehículos en mal estado, desastrosa gestión de los riesgos laborales, ERTEs firmados contra la voluntad de la plantilla, insuficiente número de trabajadores… De esta forma, la empresa SECE se embolsaba el dinero de los impuestos del contribuyente mientras incumplía su parte del trato, ahorrando gastos a costa de los trabajadores. Esta gestión tan chapucera les ha costado perder alguno de los concursos públicos que mantenía, como por ejemplo el de Barcelona. Sin embargo siguen campando a sus anchas en numerosos municipios como Premià, Badalona, Terrasa, Rubí, Lleida, Tarragona…
Desde que los trabajadores se organizaron para denunciar públicamente la estafa que SECE realizaba con dinero público la reacción de la empresa no se hizo esperar: comenzaron los despidos. Despidieron a los compañeros subrogados de la empresa IMES en Granollers. Despidieron al delegado de la sección sindical en Premià de Mar por testificar en el juicio de los anteriories. Y ahora han despedido a uno de los testigos del último juicio. Por este último despido es por el cual tuvo lugar la conciliación del 20 de octubre.
En dicho acto, la empresa se personó a través de su abogada y personal de RRHH para reírse del compañero con frases como: “pobrecito, otro más en la calle”. Además ofrecieron la posibilidad de comprar el silencio del trabajador con una indemnización de 33 días por año trabajado y la consideración de despido improcedente. Ésa es la forma de hacer de la empresa: te echo para que te calles, te humillo para que te calles y si no te callas, te soborno para que te calles. Y así tener el patio tranquilo.
Sin embargo la empresa ha dado con un hueso duro de roer. Desde el primer despido hemos estado realizando acciones de solidaridad con los trabajadores. En los últimos meses, con el juicio del delegado de la sección y el posterior despido del compañero que testificó, las acciones se han recrudecido. En varias ciudades nos hemos personado a las puertas de los ayuntamientos para exigir que se presione a SECE en el cumplimiento de los pliegos de condiciones, lo que implicaría el cese de la represión sindical y la adecuación de las condiciones laborales a un nivel mínimamente digno. Y por supuesto no hemos dejado de pedir la readmisión de los compañeros despedidos.
Recientemente algunos de los grupos políticos presentes en los ayuntamientos de Badalona y Pineda de Mar se han interesado por el conflicto. Nos aseguran que presionarán a la empresa para que cumpla los pliegos de condiciones así como para que readmita a los compañeros despedidos. De esta manera lo han publicitado en sus redes sociales. Desde la CNT no somos muy amigos de confiar en políticos, por lo que pase lo que pase seguiremos realizando acciones directas para exigir justicia por nosotros mismos. Sin embargo sólo esperamos que estos partidos, que dicen estar de nuestro lado, no utilicen las causas obreras para darse propaganda, mientras no hacen nada para solucionar este problema. Les recordamos que su papel no es el de “amigos con influencia que nos pueden ayudar” sino el de cómplices en toda regla, ya que forman parte de los mismos ayuntamientos que miran hacia otro lado mientras las empresas que son contratadas con dinero público se dedican a precarizar servicios y despedir trabajadores.
Y a la empresa que le quede claro: no nos vamos a callar. No nos puede comprar. Les va a salir cara su política de despidos. Sin nos tocan a uno, nos tocan a todas.
